Introducción
Una ideología es
peligrosa para el opresor, cuando esta sea más objetiva y busque la liberación
verdadera del colonizado, porque serán contrarios a los intereses del opresor. En
tanto sea así, los q’aras siempre querrán destruirlo, utilizando diversas
estrategias de mareamiento a fin de que el indio no logre liberarse
completamente. De ahí pues, no es casual ver que entre indios se pisan el
poncho, como se ha visto en el pasado y actualmente.
Ciertamente
existen diversos intelectuales q’aras, así como también indios sumisos e
imprudentes, sin embargo, por las tácticas ideológicas y políticas, solamente
vamos a abocarnos a examinar las idealizaciones y las intensiones de los tres
gorrones del indianismo, como es, Álvaro García Linera (Saco Largo), Hugo Celso
Felipe Mansilla Ferret y Fernando Untoja Choque, donde los mismos, demuestran
actitudes malévolas en favor del opresor y en contra del indianismo.
Álvaro García Linera (El Saco Largo)
Álvaro García
Linera, no solo es ágil para fingir ser licenciado de matemáticas e instrumentalizar
la cultura aymara-quechua, sino también ha sabido contaminar a la sagrada
ideología indianista. García, en su condición de opresor hace un esfuerzo
aberrante para autodefinirse como indianista, ideólogo y disfrazar al Movimiento
Al Socialismo e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP),
como parte del indianismo.
Cuando el
indianismo recorre por el camino recto, seguro y coherente, ciertamente es peligroso
para el opresor, por ello Álvaro García Linera dedica su tiempo para
destruirlo. Se autodefine como ideólogo, indianista y como que trabajara en
favor del indio. Imagina como que para ser indianista, sería suficiente
disfrazarse de policía y/o andar detrás del Felipe Quispe Huanca en tiempos del
Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK).
Al referir que:
“…nosotros, como, grupo, comenzamos una línea de trabajo para preparar a la
gente que tendrá que sublevarse“ (Stefanoni, Ramirez y Svampa, 2009: 20), se
jacta como si él preparara al pueblo colonizado para sublevarlos en contra del
opresor, que ciertamente es una incoherencia psicopática. No cabe duda, Álvaro
es q’ara, el q’ara es opresor y el indio es oprimido, por eso debemos entender
que el opresor no puede luchar en contra de sí mismo, o en favor del oprimido,
pues esto sería absurdo.
El levantamiento
armado del EGTK y las sublevaciones del siglo XXI (2000 y 2003), fueron
productos de las situaciones que se encontraban los autóctonos bajo el sistema
de dominación colonial y por el trabajo ideológico político de los propios
indios. La división del MITKA[1],
dio lugar a la organización del EGTK, en donde, quienes conformaron esta
organización armada fueron los propios indianistas. Los principales
protagonistas de las revueltas de febrero 2000 y octubre 2003, eran aquellos
hombres y mujeres que vivieron la opresión colonial. Entonces, cuando el Saco
Largo se jacta como el actor de los trabajos ideológicos políticos para
sublevarlos al pueblo, realmente llega a un simple antojo delírico vergonzoso.
Una cosa es trabajar en favor del indio y otra es trabajar en contra del indio.
En una entrevista
en el canal de televisión TV Gigavisión de fecha 10 de enero de 2016, cuando el
entrevistador preguntaba con esta interrogante: ¿Quién es don Álvaro García
Linera? El Saco Largo respondía con estas palabras: “Álvaro García Linera es un
socialista, comunista, indianista convicto”. Esta autodefinición puede
entenderse como una simple alucinación de querer mostrarse como un gran
intelectual admirado por el pueblo.
Para salir de
dudas, el Saco Largo no es indianista, porque si fuera indianista o “propugnara
el indianismo, arrojaría su crudo marxismo al inodoro, pues son dos ideologías
totalmente contrarias” (Copana, 2016: 3). Para tener en claro su identidad
ideológica de Álvaro, su propio comandante aymara de aquellos tiempos Felipe Quispe
Huanca nos aclara lo siguiente: “Nunca jamás de los jamases ha sido ideólogo
[del Indianismo y del Tupakatarismo], él es flor y nata europeo, no es un indio
nacido debajo de la pollera… es un verdadero ignorante en la cultura política
nativa… En la época del EGTK, hemos tenido como un simple papagayo exótico y
propagandístico en los Ayllus y comunidades” (Uriarte, 2010: 12).
Al caminar por los
ayllus y comunidades con Felipe Quispe Huanca, García, no puede decir que es
indianista, pues ello deviene de un entendimiento de la realidad colonial
vigente y de la acción coherente de liberación de los pueblos colonizados. Es
decir, ser indianista implica luchar para sí, o en favor del indio y en contra
del colonialismo, para conseguir la liberación total.
Además, a partir
de sus antojos y de su autodefinición, se atribuye a balbucear sobre el
indianismo, así como expresa: “… es la que podríamos llamar indianismo de
resistencia, que surgió después de la derrota de la sublevación y del gobierno
indígena dirigido por Pablo Zárate Willka y Juan Lero, en 1899” (García, 2009:
478). Lo que este señorito hace es dar una lectura simple y falsa, con el cual
nos confirman que es un ignorante en el indianismo. No cabe duda, se refuta
así, no por lo que somos racistas[2],
sino por su intención de distorsionar el indianismo, así como hemos podido
evidenciar.
Para comprender
correctamente, la resistencia de naciones colonizadas no surge recientemente
por el año 1899, así como intenta distorsionar el Saco Largo; la resistencia
india surgió desde la muerte de las y los primeros/as indios e indias, por
tanto, el indianismo como ideología contestataria, también tuvo origen
juntamente con las primeras guerras anticoloniales indias.
Sabemos muy bien
que, cuando alguien carece de la comprensión total del indianismo, no puede
intentar dar línea al indianismo ni por broma, porque es una ideología que
merece bastante respeto. No obstante, con esto no se pretende negar a los
grupos blanco-mestizos que tienen la voluntad de enarbolar el indianismo, más
al contrario, se convoca a sumarse a la lucha para la liberación total y el
re-establecimiento del segundo Tawantinsuyu, donde podamos vivir en igualdad,
sin opresores ni oprimidos.
Ahora bien, hoy
por hoy —al llegar como vicepresidente—, intenta conjugar al MAS-IPSP como
parte estratégica del indianismo. Y señala: “Este indianismo, como estrategia
de poder, presenta en la actualidad dos vertientes: una de corte moderado
(Movimiento al Socialismo [MAS] e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos
[IPSP]) y otra radical (Movimiento Indígena Pachakuti [MIP] y CSUTCB)” (Ibíd.,
497).
Para entender al
MAS-IPSP y al indianismo, es necesario exhibir las características y posiciones
ideológicas distintas de ambos movimientos.
El MAS-IPSP tiene
un pasado histórico impregnado de mugre fascista. Evo Morales para conseguir
una sigla en calidad de dirigente cocalero, ha tenido que sacrificar su
conciencia ética moral y la confianza del pueblo depositada en él, porque tuvo
que pactar alianzas con los enemigos acérrimos del indio a espaldas del pueblo;
vale decir con las ONGs y con los viejos representantes seudo-políticos de
izquierda y derecha. En ese entendido, el MAS surgió a base de trapos sucios
usados por los partidos tradicionales, es decir, el MAS-U que representaba a la
casta opresora[3],
se convirtió camufladamente en MAS-IPSP, pero en el fondo de los fondos sigue
siendo y representando a los q’aras.
No es casual que
el actual presidente Evo Morales Ayma —después de llegar al palacio de
gobierno—, se rodee de castas blancoides en su gabinete gubernamental, puesto
que se dio cumplimiento al pacto oscuro entre el dirigente cocalero, las ONGs y
los seudo-políticos q’aras. De ahí pues, ha recibido apoyo condicional de los
grupos tradicionales anti-indios durante su vida sindical, donde incluso
llegaron a obstaculizar el financiamiento a la CSUTCB (Quispe, 2003)[4].
Es decir, intentaron debilitar a la CSUTCB y desgastar tontamente a los indios
de la línea indianista tupakatarista que luchaban por las necesidades y
demandas del pueblo aymara-quechua. Sabemos muy bien que, el opresor tratará
siempre hundir a los rebeldes e instrumentalizar a los indios sumisos para ponerlo
al servicio de su casta blanco-mestiza.
No obstante, el
indianismo es propio de los indios, donde en el pasado histórico para llegar al
poder, tuvo dos brazos estratégicos: un brazo político con el nombre de
Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) y el brazo armado con el nombre de Ejército
Guerrillero Tupak Katari (EGTK), ambos representados por el aymara Felipe
Quispe Huanca. Entonces, Álvaro García Linera (actual vicepresidente de
Bolivia), carece del conocimiento real del origen histórico y de la finalidad
política que persiguen el MIP, el indianismo y su propio partido político:
Movimiento Al Socialismo e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos
(MAS-IPSP). De ahí pues, no es nada raro que se gane el nombre de ignorante,
como lo califica la población boliviana, particularmente en los círculos de
redes sociales.
Durante el largo
proceso histórico, veremos que los q’aras siempre demostraron su astucia para
mantenerse en el poder, ya sea instrumentalizando, dividiendo o fingiendo. En
esa dinámica q’arista, los opresores también van confirmando el por qué los
hemos identificado como “pelados”, de ahí pues el indio no solo habla por
hablar, sino lo identifica sabiamente con un nombre justo: q’ara. El aymara no
lo denomina por ignorancia como hizo Cristóbal Colon[5];
lo identifica al ocupante porque lo es y pronuncia tal como es. Y hoy es muy
fácil de entenderlo, porque lo confirman con sus propias actitudes aunque
niegan su identidad.
Por tanto, las
concepciones de Álvaro García Linera en relación al indianismo, no pueden
valorarse como estudios y/o afirmaciones serias, al menos para los indianistas,
porque resultan ser simples imaginarios misceláneos que van en contra del
pueblo colonizado. En otras palabras, intenta apropiarse del indianismo para
cubrirse con la sagrada ideología de liberación su característica vergonzoso de
pelado, y para hacer creer al pueblo que el indianismo estaría llegando a
cumplir su objetivo con el ascenso de MAS-IPSP al poder.
Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret
Otro de los
intelectuales de origen blanco-mestizo que balbucea del indianismo, es Hugo
Celso Felipe Mansilla, quien al ser un opresor y exótico intelectual q’ara,
aparenta de una mansa oveja para acercarse lentamente al indio.
En una
presentación de su libro en la Universidad Pública de El Alto, Mansilla
expresaba lo siguiente: “El tratar de volver a una identidad previa a toda
transculturación, es por lo tanto un esfuerzo vano y anacrónico” (Audio, 2016:
palabras de Mansilla). Con esta expresión nos revela su desconocimiento del
objetivo del indianismo. Este individuo para balbucear del indianismo, parte de
una comprensión errónea, como que el indianismo pretendiera retornar al pasado,
puesto que esto sería un esfuerzo vano y anacrónico. Es decir, entiende que la
lucha de los pueblos oprimidos seria retornar completamente al pasado, donde el
indio podría brillar de plumas, ojotas, bayetas y otros.
El indianismo como
una ideología india, plantea la liberación de los pueblos colonizados, para
vivir libres y felices con la reconstitución del Segundo Tawantinsuyu. Al
respecto, los teóricos indianistas fueron muy claros con sus planteamientos;
Guillermo Carnero formulaba que el Segundo Tawantinsuyu “será su segunda
edición, aumentada y corregida” (1979:139); Fausto Reinaga también planeaba:
“…instaurar de nuevo el Tawantinsuyu de
nuestro siglo…” (2006: 10). Lo que se puede entender que el indianismo, no
plantea retornar absolutamente al pasado, desmereciendo el desarrollo
científico, tecnológico y cultural del indio contemporáneo, así como comprende
erróneamente Mansilla, por tanto la formulación indianista, no es vano, ni
anacrónico[6].
Mansilla, después
de esta lectura equivoca, se ocupa a examinar las características de la
sociedad contemporánea, en donde dice: “…en los sectores indígenas
contemporáneos los elementos prácticos y cotidianos de la mentalidad social,
elementos que en el presente se hallan cerca de valores individualistas y hasta
egoístas” (Mansilla, 2016). Con esto, refiere a los indígenas contemporáneos
(indios alienados) que ciertamente carecen de valores; pero no es por lo que
ellos desearon asumir ciertas actitudes, cuando se encuentran en una situación
colonial. Es decir, cuando se vive bajo las reglas del Estado colonial, las
actitudes serán siempre productos del mismo, porque es aquel que moldea la
mentalidad y personalidad del colonizado, así como los padres a los hijos.
Mansilla critica los anti-valores del indio contemporáneo, el egoísmo, el
individualismo, sin comprender el por qué de estas conductas, ahí es donde se
pierde en el abismo.
Otra de las
nociones que lanza Mansilla, es referente a la complacencia del indianismo con
relación a la sociedad contemporánea. Para él, “…los cientistas sociales
adscritos a las corrientes indianistas no han dirigido sus esfuerzos hacia
terrenos interesantes” (Ídem). Esta afirmación parece ser cierto; sin embargo
es discutible. El indianismo, no siempre puede complacer con cabalidad a toda
la sociedad colonizada, en tanto los colonizados, tengan una mentalidad
alienada, por ello, se diferencian entre el indio sumiso y el indio rebelde.
Cuando se trata de
comprender el origen de la opresión o colonialismo, las relaciones de
dominación racializadas y la estructura estatal colonial, generalmente se
entiende con cabalidad recurriendo al pasado histórico, a través de su primera
fase de la conciencia india: la conciencia histórica. Es decir, se inicia de
este tiempo hacia el encuentro del origen problemático. Entonces para quien
comprende los tres momentos históricos (pre-colonial, invasión y
post-colonial), ciertamente será interesante el planteamiento inicial del
indianismo[7].
Para Mansilla,
dirigir esfuerzos hacia el despertar del interés societal, significa abrirse al
campo de saber genuino occidental, no centrarse únicamente en los conocimientos
aymaras o quechuas. En otras palabras, quiere decir, no solamente cerrarse en
el indianismo, sino abrirse un poco más, envolviendo al katarismo, indigenismo,
marxismo, q’arismo y otras, para construir una ideología más pacífica,
complaciente o convertirlo al indianismo menos liberatorio. De ahí, muchos
ingenuos han caído penosamente al plan
q’ara, así como hemos podido examinar las opiniones de algunos jóvenes de
la nueva generación.
Mansilla aun tiene
esa mentalidad de creer que los conocimientos occidentales son buenos; esto es
una simple y falsa imaginación. La mayoría de los conocimientos procedentes del
occidente, son construcciones desde una mirada eurocéntrica y con tintes
raciales, que en este tiempo para el colonizado son embaucadores. Es decir para
volverlo más ciego de lo que es actualmente.
En uno de sus
artículos, introduce mostrando una actitud mansa e inocente para distraer al
lector y antojando despertar atención a los intelectuales indianistas, y dice:
“…quisiera contribuir a detectar algunos espacios donde las diversas teorías
del indianismo podrían realizar investigaciones de gran relevancia” (Ídem).
Asimismo, impulsa a la juventud que persiguen horizontes ajenos, con estas
palabras: “es improbable que estos estratos juveniles quieran renunciar, a la
libertad erótica, al uso de aparatos electrónicos y al disfrute de modas que
proceden del modo civilizatorio globalizado” (Op. Cit., palabras de Mansilla).
Entonces, Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret, primero coquetea a la
intelectualidad india, hablando sobre el indianismo para llamar la atención,
luego cambiar su mentalidad del indio frágil, y finalmente lograr que el propio
indio imprudente destruya al indianismo.
Fernando Untoja Choque
Someternos o
acomodarnos a la visión y dinámica de la sociedad cegada, significa obedecer al
patrón colonial; significa aceptar la
condición colonial que vivimos hoy, y con ello, no se puede solucionar
verdaderamente las problemas de carácter colonial. Ahí es donde muchos apuntan,
como Untoja o el actual gobierno del MAS-IPSP, porque no demanda mucho trabajo
ideológico político para transformar la mentalidad enajenada y sobre todo el
sistema colonial.
Para alimentarnos
un poco más, el aparente gobierno indígena del actual Estado Plurinacional de
Bolivia, no es anti-colonial, anti-capitalista, ni anti-imperialista, porque
continuó con el mismo sistema imperante; simplemente cambió la máscara de
República de Bolivia a Estado Plurinacional. En otras palabras, solo hubo un
cambio de opresores: de opresor de derecha a opresor de izquierda, pero en el
fondo sigue existiendo opresores y oprimidos, por tanto no llegó a dar una
solución verdadera.
Uno de los indios
que ama los elementos culturales y políticos de dominación, es Fernando Untoja.
Este individuo asemejándose al MAS-IPSP, propone un cambio de opresores; de
opresores de izquierda a opresores de derecha; de capitalistas
seudo-socialistas a capitalistas norteamericanos, pero ambos bandos son q’aras
y por ende anti-nación aymara quechua. Es decir quiere ser igual que Evo, pero
esta vez de derecha[8].
Entonces viendo
esta conducta de indios llunk’us, los q’aras van utilizando a este tipo de
títeres para instrumentalizar y llegar a afrontar entre indios, de manera que
logre dividir, enemistar y disminuir la fuerza rebelde india que aspira su
liberación y el autogobierno. Una clara evidencia de indios que se prestaron a
los blancos, fueron los llamados kataristas o indigenistas, como Víctor Hugo
Cárdenas, Simón Yampara, Evo Morales, David Choquehuanca, Eugenio Rojas y
otros.
Ahora bien, para
nutrirnos más, vayamos analizando los imaginarios paupérrimos de Fernando
Untoja Choque.
El Estado a través
de sus instituciones generó una mentalidad alienada, para que el indio deje de
preocuparse del poder político, por eso “no reclaman ni lloran por un espacio,
solo construyen, producen y reproducen las relaciones culturales…” (Untoja,
2012: 15). En ese sentido, la mayoría de la población desconoce la dinámica de
dominación de un grupo pequeño sobre la mayoría de la población boliviana[9],
porque la elite blanco-mestiza desde 1532 y despojo del poder constituido de
naciones autóctonas (a nivel Tawantinsuyu), ha trabajado hábilmente en la
transformación de la mentalidad de los aymaras quechuas a través de sus
aparatos de dominación.
Por ejemplo, la
iglesia sirvió para calmar la reacción del pueblo cuando sus pertenencias
fueron robados por los extranjeros. La iglesia a través de su instrumento
bíblico dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo”
(San Mateo, 6: 19-20). La escuela sirvió para moldear la conducta y el pensar
de los autóctonos al gusto y sabor del opresor, porque el currículo a la que se
rige todo maestro o maestra es planteada desde el Estado. Los medios de
comunicación sirvió para desinformar, mostrar a través de películas la cultura
occidental y hacer trabajo propagandístico sobre los productos mercantiles de
grandes empresarios capitalistas. Y así podemos identificar diversos aparatos
de opresión del Estado colonial.
En tanto es así,
la mayoría societal colonizada se aleja cada vez más de sus patrones culturales
y de su pensamiento ideológico político. Es decir, van avanzando por el camino
que lleva al abismo, siguiendo proyecto ajeno del q’ara. Ahí vamos a ver que un
indio e india de sangre aymara-quechua, la mayoría se mueve, impulsado por el
motor dominante. Un migrante qulla de las áreas rurales a las ciudades, en vez
de absorber al blanco se dejan seducir con el q’ara; un comerciante qulla
generalmente se abstiene vender productos elaborados en nuestro país; un
profesional qulla (abogado, medico, ingeniero y otros) se avergüenza de su
identidad y deja que sus hijos sigan avanzando hacia el abismo. Entonces,
Untoja simplemente describe el avance por el camino ajeno, valora y posiciona
su imaginario como propuesta de liberación, que en realidad no es[10].
Los qamiris
aymaras, no son productos del trabajo ideológico político de Untoja o del
katarismo; él, como el katarismo, nunca trabajaron para que los aymaras se
vuelvan qamiris, sino es producto del moldeamiento colonial estatal en cuanto
al pensamiento y de la influencia extranjera; no para que vayan por el camino
de la liberación, sino para que sean fieles sirvientes de la elite dominante mundial.
Por ejemplo, ¿un aymara mercader de la Uyustus, vende sus propios productos?
¡No! Lo que vende son productos extranjeros, por tanto, si un aymara quechua va
por ese camino, llegará a ser un sirviente más del empresario capitalista.
La sociedad colonizada
con mentalidad enajenada, todo quiere de lo fácil, por eso sueñan a cada
segundo agradar y conquistar a la comunidad societal. Describir y acomodarse al
ritmo colonial-capitalista es muy fácil, por eso Felipe Quispe Huanca—en un
foro debate— calmaba la emoción de Untoja con estas palabras: “hablar de kolla
que ha invadido eso es chiquillada, cualquiera puede hablar eso” (Audio, 2016:
Foro debate).
Para Untoja hay
tres estructuras que se mueven en Bolivia: ayllu, feudal y capitalista, “donde
los actores del ayllu y capitalismo se constituyen en la fuerza motriz del
desarrollo económico y social” (Untoja, 2016); mientras la estructura feudal,
es presenta como un obstáculo que perjudica relacionarse con el capitalismo
para avanzar progresivamente en términos económicos. Es decir, solamente niega
la estructura feudal que radica en el Estado, y a las otras estructuras lo
aprecia. Ahí es donde podemos darnos cuenta que, el katarismo planteado por
Untoja, únicamente lucha contra el actual gobierno de izquierda y echa flores a
otro régimen capitalista, que también es opresor. Sin embargo, el indianismo,
no solo lucha contra el Estado Feudal, sino contra toda forma de dominación;
vale decir, lucha contra ambos bandos de q’aras (izquierdistas y derechistas)[11].
Cuando los q’aras
de derecha gobernaban Bolivia, estuvieron relacionados con el capitalismo
norteamericano, pero, cuando llegaron a gobernar los q’aras de izquierda, se
abrazaron con el capitalismo chino y además desistieron romper relaciones con
el capitalismo norteamericano. A medida que se desgasta el actual gobierno, los
otros bandos de q’aras se preparan, ahí es donde Untoja se presta a este juego
colonial, para posicionarse como un segundo Evo, un títere al servicio de los
q’aras.
Pero además de
esto, Untoja pretende destruir el indianismo; lanza discursos embaucadores para
ocultar indicios coloniales del pasado histórico. En muchas ocasiones refuta el
uso del denominativo indio, considerando como un término colonial, por eso dice
torpemente que “el indianismo es un discurso colonial” (Ibíd., 37).
El indianismo se
construye a partir de un contexto o realidad colonial existente. El término
indio no es un gentilicio así como comprende erróneamente Untoja, sino esta se
entiende como una categoría política que da sentido a la comprensión del
colonialismo y posteriormente proyectar la liberación. Para el indianista
utilizar el término indio significa estar en un tiempo de opresión o guerra;
referir indio, no es para afirmar como identidad eterna; mas al contrario es
temporal para ser consecuentes con nuestra lucha, que luego desparecerá
juntamente con la liberación y el re-establecimiento del segundo Tawantinsuyu.
Sin embargo,
Untoja utiliza el término “Kolla” (término indianista) como una identidad en
sus discursos indigenistas. Partir de este denominativo, entiende construir el
katarismo sin rasgos coloniales; no obstante, esto es utópico; solamente
pretende maquillar el discurso indigenista liberal de derecha[12],
para embrollar nuevamente a los Qullas (aymaras y quechuas), así como procedió
el actual gobierno de Evo Morales.
Entonces, Untoja
no tiene una lectura cabal, menos una propuesta seria que de solución a las
problemas fundamentales. O sea, no tiene ganas de proponer ideas que
efectivicen estrictamente la liberación de naciones colonizadas.
Todos los llamados
kataristas empezando de Genaro Flores terminando en el último militante de la
nueva generación, siempre amaron al blanco, por eso sueñan a cada segundo
reconciliarse o acomodarse; “son individuos que nos empujan al abismo de la
opresión; son instrumentos de los opresores que tienen la función de contener a
los ‘rebeldes de la tierra’” (Quispe, 2014: 44). Siempre han sido sirvientes
del blanco (llunk’us), nunca tuvieron ganas de liberarse.
Ahora bien,
Fernando Untoja Choque, primeramente describe la dinámica social colonizada,
donde encuentra que la mayoría india burguesa se dirige detrás del opresor
capitalista, luego valora y posiciona su ideario paupérrimo para empujar más al
abismo. Pero, para llamar la atención, necesita destruir al indianismo, por
ello baubucea en contra de esta ideología libertaria. Ya que ve, que el actual
gobierno lleva hacia la izquierda, pues el katarismo pretende inclinar hacia la
derecha. Sin embargo, como aymaras y quechuas tenemos nuestro propio horizonte,
por tanto no necesitamos enaltecer proyectos q’aras, ni recorrer por el camino
ajeno.
Por otra parte,
los q’aras siempre desean ser ideólogos superdotados del indio, considerando a
la sociedad aymara quechua como inexpertos y menores de edad, así como hemos
podido ver los antojos de Álvaro García y H.C.F. Mansilla. Pero, la intensión malévola
no solo radica en estos dos, sino hay varios q’aras que antojan minimizar a los
aymaras y quechuas, por eso otro opresor llamado Enrique Dussel en su libro
“Filosofía de la Cultura y Liberación”, expresaba lo siguiente: “…nuestros
indios se quedaron como sin religión, porque le destruyeron la que tenían”. No
obstante, en este tiempo de guerra, los indios no nos hemos quedado desmayando,
sino también hemos aprendido a guerrear ideológicamente al q’ara, de igual a
igual.
Conclusión
Pero ahora, todos
los imaginarios oscuros ya mencionados, impactó en la mentalidad frágil de la nueva
generación intelectual y consecuentemente a la sociedad, de ahí, muchos han
caído ciegamente a las trampas del opresor. Y no es casual que los ingenuos
adjetiven al indianismo, de ortodoxo, racista, resentimiento, retrogrado, insuficiente
y otros. Ciertamente, esto significa matarse a sí mismo. Pues, quienes deben
preocuparse de la supuestas negatividades del indianismo, es el opresor; no el
propio indio. Con esto no pretendo decir que el indianismo es perfecto, sino en
este tiempo, debemos saber, cómo, cuándo y en dónde adjetivarlo.
Lo que actualmente
se ve en las opiniones de las nuevas generaciones que se hacen llamar como
indianistas, es una actitud cobarde de renunciar después de no hacerse entender
con el pueblo. Parece entenderse que pretenden enterrar el indianismo para
edificar una ideología más pacífica y menos liberatorio. Sin embargo, los que
pretenden llevar esta intención son los propios indios de sangre aymara-quechua,
los que se dejan contaminar con el olor blanco, cuando llegan a migrar a las
ciudades. En este tiempo, no se trata de subordinarse a la sociedad colonizada;
sino subordinar a los mismos para que gusten del indianismo. No se trata de
hacerse seducir, se trata de seducirlos.
Un viejo
indianista tupakatarista decía en lengua nativa: Q’arax q’arakipuniwa (lo que
en lengua español se traduce: el q’ara es q’ara no mas siempre). Esta frase
significa mucho. Uno no dice por gana y gusto, sino expresa por su experiencia
en la vida política, y esas experiencias a estas alturas deben servirnos para
no tropezar y andar correctamente dejando de lamer al blanco. De ahí pues, la
conciencia histórica no solamente nos sirve para entender la dominación
colonial y los objetivos de lucha de nuestros ancestros en diferentes espacios
de tiempo, sino para aprender a partir de las experiencias que tuvieron
nuestros viejos indianistas; aunque puede haber efectos negativos que para
nuestro entender dejamos al segundo plano.
Ahora bien, los
tres intelectuales cínicos como: García Linera, Mansilla Ferret y Untoja
Choque, apuntan a un solo fin de destruir la sagrada ideología indianista y
consecuentemente postergar la liberación de las naciones colonizadas. Álvaro
intenta apropiarse del indianismo, Hugo Celso Felipe aparenta ser amigo del
indio, y Fernando pretende dividir al indianismo, por tanto el indio debe mirar
siempre profundo (las cuatro dimensiones), para andar correctamente por nuestro
camino de siempre con mucha prudencia y coraje.
FUENTES CONSULTADAS
Bibliografía
Biblia
1960 San Mateo 6: 19-20. Reina-Valera.
Carnero, Guillermo
1979 El indio y la revolución. Perú.
Garcia Linera,
Alvaro
2009 La potencia plebeya. Acción colectiva e identidades indígenas,
obreras y populares en Bolivia. Clacso
Quispe, Ayar
2003 Indios contra indios. Bolivia.
2014 Indianismo-Katarismo. Qullasuyu. Ed. Pachakuti.
Reinaga, Fausto
2006 Tesis india. La Paz
Stefanoni, Pablo;
Ramirez, Franklin y Svampa Maristella
2009 Las vías de la emancipación. Conversaciones con Álvaro García
Linera. México.
Untoja, Fernando
2012 Katarismo critica al indianismo e indigenismo.
Uriarte Riqueza,
Victor
2010 Movimientos sociales y la sociología q’ara. Ed. Taypi.
Fuentes digitales:
Copana, Yawar
2015 Álvaro García Linera: Ni
indianista, ni tupakatarista. De viejo bolchevique al último jacobino. En
periódico El Tirofijo, Año 2, Nº 13.
Achacachi-Tawantinsuyu. pp. 2-4. En: http://eltirofijo2000.blogspot.com/
Mansilla, H.C.F.
2016 Carencias del pensamiento
indianista actual. En: http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20160929/columna/carencias-del-pensamiento-indianista-actual
Untoja, Fernando
2016 Katarismo y poder
kolla, propuesta ideológica y política. En: http://jichha.blogspot.com/2016/06/katarismo-y-poder-kolla-propuesta.html
Fuentes audiovisuales
Audio
2016 Foro debate de indianistas y
kataristas en UPEA. 7 de junio.
Audio
2016 Palabras de Hugo Celso Felipe
Mansilla en la presentación de su libro. En UPEA, 18 de agosto.
Video
2016 Entrevista a
Álvaro García Linera en el canal de televisión TV Gigavisión: https://www.youtube.com/watch?v=M7YMrcjreWA
* Henry Quispe, es un aymara intelectual autodidacta y
columnista del periódico “El Tirofijo”.
[1] El Movimiento Indio
Tupak Katari se fraccionó en MITKA y MITKA-1. Véase “El Indio en Escena” de
Felipe Quispe Huanca.
[2] Ayar, en su libro “Indianismo” decía: En la actualidad, el
indio no odia al q’ara en sí, porque eso sería una actitud racista; pero si
odia y lucha contra el sistema de discriminación racial que practica el q’ara
contra el indio (Quispe, 2011: 24).
[3]Luego de ser expulsado de la Falange Socialista
Boliviana (FSB), David Añez Pedraza recogió la sigla y las bases programáticas dejadas
por Hernando García Vespa, el “Movimiento al Socialismo Unzaguista” (MAS-U),
que luego se llamó simplemente Movimiento al Socialismo (MAS). Evo Morales
después de la muerte de David Añez expresó: "Sabe el pueblo boliviano que
nosotros intentamos legalizar un partido, era imposible. El doctor Añez Pedraza
una vez se presenta y me dice yo se lo regalo el MAS, el Movimiento Al
Socialismo. De esta manera juntamos MAS-IPSP y es el movimiento político que
ahora hace historia". Véase: http://eju.tv/2010/10/morales-destaca-lucha-de-aez-pedraza-en-defensa-de-recursos-naturales/
[4] El Centro de Servicios Agropecuarios (CESA), como parte
aliada de los q’aras, negó financiar a la Confederación Sindical Única de
trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), por negar vínculos con los
Unzaguistas que Felipe Quispe Huanca objetaba.
[5] El Invasor Cristóbal Colon, denominó equivocadamente a los
aymaras, quechuas y a otras naciones con el nombre de “indios, indias”.
[6] El calificar de retrogrado, arcaico, significa la
incomprensión del indianismo.
[7] Para entender las razones de los tres momentos históricos,
véase: “Los indianistas y la conciencia histórica” en el periódico digital “El
Tirofijo” Nº 17, pág. 11-13.
[8] La derecha como la izquierda son estrategias de división y
mareamiento al pueblo. El indianismo no es derecha ni izquierda.
[9] A los q’aras les conviene que los indios dejen de
preocuparse del poder político, por ello pretender destruir al indianismo,
porque es la ideología que quita las vendas coloniales con la primera
conciencia india.
[10] Al avance de los qullas hacia la auto-destrucción y al
ritmo colonial, Untoja lo denomina como “dominación kolla” y se siente
satisfecho. La propuesta que presenta Untoja, no es del aymara o quechua, sino
de los q’aras.
[11] Para Untoja, Estado Plurinacional de Bolivia, es un Estado
Feudal a la que objeta; sin embargo el indianismo no solo objeta a este, sino
también al capitalismo y a todas las estructuras de dominación.
[12] Untoja se camufla de katarista, robando los términos
indianistas, aymaras y quechuas; pero en el fondo es un indigenista liberal de
derecha.
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