miércoles, 29 de junio de 2016

COMO CONSECUENCIA DE LA INVASION EUROPEA, DE PUEBLOS DEL ABYA YALA A INDIOS INSURGENTES

Henry Condorkanki
“Entonces, el término ‘indio’ o ‘indígena’, es la que pondrá matiz a corrientes de pensamientos e ideas, es decir, es la marca diferenciador del indianista y del indigenista” (Ayar Quispe).
Introducción
A poco más de 5 siglos de la feroz dominación colonial, en los pueblos autóctonos del Continente del Abya Yala (aymaras, quechuas, guaraníes y demás nacionalidades) en la época actual, no solo que existe la negación de lo propio, sino que se asume ciertas identidades exóticas, porque en efecto continuamos sufriendo los procesos de enajenación estatal.
Muchos de nuestros hermanos y generaciones jóvenes, deslumbran inopia e incomprensión sobre la incursión europea, las consecuencias de los procesos coloniales y de sometimiento, por lo que alegremente llegan a desmerecer el uso del término “indio” e “india”.
De ahí que, para un pueblo colonizado, a pesar de la praxis de su cultura, de su idioma nativo; su pensamiento ideológico político, resultara no ser tan liberatorio; puesto que sus planteamientos de lucha, irrumpen desde diversos ángulos de origen identitario, donde en su mayoría parten desde una idea nada seguro, esto ciertamente llega a debilitar nuestro horizonte histórico de liberación.
En ese sentido, este trabajo posiblemente sea desagradable, inconveniente o no racional. No obstante, no se escribe en agrado de los q’aras, acomodándonos a sus reglas de juego colonial, porque es menos importante para ellos. Pues, se escribe para aquellos “indios” e “indias” que verdaderamente viven en carne propia la opresión colonial y por tanto tienen la voluntad de liberarse del sistema de dominación colonial.
Atribuciones de la invasión
A partir del siglo XIV los países europeos vivieron un estallido de numerosos conflictos bélicos, una época de crisis generalizada que se expandió hasta el continente asiático. En esa situación lacerante, muchos españoles y conversos llegaron a migrar otros territorios en busca de refugio y formas de vida más humanas para existir. No obstante, la idea era invadir para tomar dominio sobre otros territorios.
Estos conflictos fueron provocados por llevar un pensamiento expansionista, egoísta y ambiciosa de los europeos. Es evidente que la naturaleza humana del europeo(a) es la ferocidad, así como dice Thomas Hobbes: “El hombre es lobo del hombre”. De ahí pues, la lucha entre ellos produjo un desorden total que provocó enfrentamientos y guerra.
Un aventurero de nombre Cristóbal Colón se propuso un intento geopolítico territorial y colonizador para la apropiación de nuevos territorios con tesoros y esclavos con el pretexto de verificar la esferidad de la tierra. Este plan presentado a Juan II de Portugal fue rechazado a Colón por el pésimo conocimiento de la geo-matemáticas de la tierra. Siendo así, tomo rumbo a Castilla donde a pesar de los errores, los Reyes Católicos tomaron interés y suscribieron un acuerdo llamado “Capitulación de Santa Fe”.[1] El acuerdo suscrito dio el poder a Colón para invadir territorios apropiándose como dueños de las nuevas tierras y de los autóctonos que habitaban dicha tierras.
Hasta antes de la embarcación de Colón, España no fue nación, por lo que la preocupación antes de ser civilizados fue la expansión territorial, para engrosar el dominio español por las periferias de su territorio. Porque la invasión de esta naturaleza implicaba además la apropiación de esclavos y su posterior venta de seres humanos en la Sevilla y a los reyes de Europa.[2] Entonces esta fue la importancia y el propósito que resultaba favorable a la elite gobernante y a los españoles.
Antes y después de la invasión europea
Hasta antes de la invasión europea, el continente Abya Yala fue una confederación de pueblos que vivieron en paz, sin opresores, sin hambre ni pobreza. Los avances y logros de la ciencia y tecnología, desarrollados desde miles de años habían desmerecido de las de Europa.[3] Sin embargo, el desprecio y la deslegitimación de las civilizaciones precolombinas, fueron por la ignorancia y la incapacidad de comprender los signos culturales y las formas de vida que habían alcanzado dichos pueblos. En el imaginario colonial solo prevaleció su egoísmo dando más valor a sus propias formas de vida que a cualquiera civilización del mundo. Es decir hay un complejo de superioridad del q’ara que presenta como un prototipo y a la vez único a su modelo de vida.
Un 12 de octubre de 1492, fue pisado por primera vez el continente de Abya Yala, por aquellos invasores (españoles y portugueses), pensando que habían llegado a las indias orientales, por lo que llamaron equivocadamente como “indios” e “indias” a hombres y mujeres que habitaron este continente. Al pisar el suelo, “Colón quedó deslumbrado, cuando alcanzó el atolón de San Salvador, por la colorida transparencia del Caribe, el paisaje verde, la dulzura y la limpieza del aire, los pájaros espléndidos y los mancebos ‘de buena estatura, gente muy hermosa’ y ‘harto mansa que allí habitaba’”.[4]
Colón expresaba: “Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras”.[5] Los invasores creyeron haber llegado a un paraíso terrenal, por lo que tuvieron la ambición de dirigirse hacia el Sur del continente. “Determiné de aguardar fasta mañana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me enseñaron decían que había tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste… y así ir al Sudueste a buscar el oro y piedras preciosas”.[6] Los autóctonos, fueron obligados para que guiasen hacia el sur del continente, en busca de riquezas minerales y mujeres hermosas.
Sorprendidos de la organización social comunitaria y la abundancia de riquezas naturales, empezaron a despojar sus riquezas, y a los que se opusieron se les maltrataron brutalmente para convertirlos en esclavos; posteriormente quedaron obligados a cooperar la búsqueda de la riqueza mineral. Sobre todo el indio que era libre fue condenado a ser sirviente y esclavo de los invasores. O sea, los extranjeros utilizaron a los pueblos nativos para servirse de ella, viven a costa del “indio” e “india”.
A partir de la invasión europea se llegó a explotar, asesinar, discriminar, inferiorizar y sobre todo dominar a todos los habitantes del continente Abya Yala. Durante las primeras épocas del asentamiento de los extranjeros se registraron elevados números de muertes de “indios” e “indias”.
La justificación de la inferiorización y la dominación de los autóctonos, rescatan de la idea de raza derivados de los preceptos religiosos europeos. La elite aristocrática judía inventó esta noción falaz de raza superior y raza inferior. O sea, a partir de esto, se crea una relación de subordinación, en donde existen razas que viven para dominar y razas que viven para ser dominados. Dentro de esta estructura jerárquica racial, los invasores se consideran de la raza superior, por lo que se autodefinen como hijos de Dios y por consiguiente tendrían el derecho para despojar, someter y asesinar a las personas del continente Abya Yala y el mundo. Así trataron de justificar su dominio judío-europeo.
Bajo este mito colonial llegaron a destruir los avances científicos, las culturas autóctonas y sobre ella edificaron iglesias coloniales y su sistema de dominación europea. Sin embargo, hasta hoy no llegaron a reflexionar ni superar su q’aracentrismo, por lo que los pueblos colonizados llegamos a tomar estrategias de lucha más radicales para nuestra liberación y el restablecimiento del Qullasuyu-Tawantinsuyu.[7]
De pueblos autóctonos a identidades indias
La invasión europea de 1492 marcó un hecho trágico para los pueblos colonizados, porque a partir de este año los extranjeros tomaron el poder político sobre los autóctonos del continente Abya Yala. Por consiguiente, los pueblos despojados del poder político llegaron a ser condenados como esclavos y sirvientes de los q’aras. Es decir, de naciones libres del colonialismo, pasamos a ser “indios” e “indias”, lo que implica el inicio de la lucha anticolonial y la recuperación del poder.
El primer q’ara que utilizó el término “indio” o “india” fue Cristóbal Colon en su Diario, designando así a los habitantes de tierras invadidas. Posteriormente -en Bolivia- hasta después de la Revolución Nacional de 1952 fue utilizado por los descendientes de Colón, Pizarro, Almagro, Cura Valverde y por todos los extranjeros de Europa. Toda esta elite q’ara utilizan el término, ubicando a la parte inferior de la estructura social colonial para servirse de los ”indios” (Véase Fig. Nº 1). El denominativo con los que nos dominaron era peyorativo, peor cuando se acompañaba con adjetivos discriminantes como: indio sucio, indio bruto, indio animal,… En consecuencia, “llegó a avergonzar y humillar, a veces hasta quebrantar la personalidad del otro, del autóctono”[8], porque nadie quería ser humillado, ni oprimido. Es peor cuando este denominativo, no se haya convertido en arma para combatirlo. “Cuanto más no QUERÍAMOS SER INDIOS, tanto más se alegraban llamándonos INDIOS”.[9] Esta negación de entonces sucede por las siguientes razones: a). Porque aun no se había apropiado del término para convertirlo en arma de defensa. b).Porque hasta entonces no se entendía como una categoría política, sino como un término despectivo, así como algunos siguen comprendiendo en ese sentido.
A partir del siglo XX y surgimiento de la teoría política del indianismo, la palabra “indio” se convirtió en una categoría política que cumple una función de resorte impulsor para la lucha anticolonial y toda forma de dominación. El denominativo “indio” e “india”, en su sentido político, es la base fundamental que contiene los indicios del colonialismo. Mientras los términos aymara, quechua, kolla… en el campo de la lucha anticolonial, no contienen indicios del colonialismo, por tanto no tienen fuerza para combatir la opresión; aunque tienen un contenido identitario cultural.
En este tiempo de aparente “proceso de cambio”, donde hay solo un cambio de bandos entre los mismos q’aras; de q’aras derechistas a q’aras izquierdistas; este segundo grupo criminal corrupto es más k’usillo, utiliza una nueva estrategia de dominación casi invisible y astuto, donde muchos indígenas caen en esta trampa, así como caímos siempre en el pasado. Esta casta blanco-mestizo, utiliza el término indio y se considera “indio” e “india”, solo con la condición de: a). Desviar y destruir el camino sagrado del indianismo; b). Hacer creer que el indio esta en el poder. Por ejemplo, uno de los q’aras que se dedica a esto, es Álvaro García Linera. Pues este, y los demás q’aras que suelen considerarse como colonizados, no pueden ser “indios” ni “indias” porque son opresores.
El “indio” e “india”, es aquel hombre y mujer que se encuentra en situación colonial, es decir es el que vive la opresión colonial deshumanizante que practica la elite blanco-mestizo. Mientras aquellos hombres y mujeres que no se consideren “indio” e “india”, serán quienes no sufren, ni viven esta situación colonial por lo que no tendrán razones para hablar del colonialismo.
Evidentemente existen hombres y mujeres que parten desde una posición equívoca e insegura, estos serán quienes objetan la utilización del término “indio” e “india” y alegremente dirán que el término indio es colonial. Obviamente, no se rechaza la identidad aymara, quechua, y otras identidades milenarias, porque un colonizado/a a pesar de esto, continua practicando su cultura, sin olvidar el deber de un “indio” e “india”.
Consideraciones finales
Efectivamente hasta antes de la llegada de los q’aras, como pueblos nativos del Abya Yala, no fuimos “indios” ni “indias”, porque no hubo una opresión colonial, ni cualquier forma de dominación. No obstante, luego de esta invasión española de 1492 llegamos obligados a ser esclavos, sirvientes, oprimidos y dominados por la elite q’ara europea y sus descendientes. Entonces, rechazando esta postura colonial salvaje, inmediatamente nos organizamos y nos declaramos en guerra anticolonial para ser libres y dejar de ser “indios” e “indias”.
El uso del denominativo “indio” e “india” por los indianistas no es despectivo, mucho menos para oprimir o discriminarlo a su propio pueblo en situación colonial o a los mal llamados indígenas, sino es para dar cuenta al contexto colonial que vivimos desde la llegada de las y los q’aras.
Notas bibliográficas:




[1] La Capitulación de Santa Fe fue firmado el 17 de abril de 1492. A través de éste Colón es nombrado Almirante, Virrey y Gobernador de las tierras descubiertas y por descubrir.
[2] Véase: Galeano Eduardo, “Las Venas Abiertas de América Latina”, cita a L. Capitán y Henri Lorin, p. 29.
[3] Véase: Reynaga Wankar, “Tawa Inti Suyu”, p. 19.
[4] Galeano Eduardo, op.cit. p. 29.
[5] Véase: Libro de su Primera Navegación de Cristóbal Colon.
[6] Diario de Cristóbal Colon de 13 de octubre de 1492.
[7] Me refiero a la lucha del EGTK y a la guerra del gas de 2003; ambos encabezado por Felipe Quispe Huanca.
[8] Quispe Ayar, “Indianismo”, p. 17.
[9] Idem.

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